Diciembre 19
Llegan recuerdos
a mi cabeza de cuando mis primos, mi hermano y yo éramos pequeños y hacíamos la
novena en casa de la tía, en la casa de la tía abuela y en casa de nosotros. Ahora
todos grandes y cada uno ha tomado su propio rumbo y al parecer, esos momentos
habían acabado del todo.
Muchos de
mis primos ya tienen su propia familia, y por ende tienen hijos.
Recordé
estas pequeñas vivencias de mi infancia al ver a mi primo con su esposa y sus
dos hijas y un sobrino tocando la puerta en la noche para compartir la novena
con nosotros. Los gritos de los niños, y los coros desafinados de los
villancicos me llenaron de felicidad y le dieron otro ambiente a la casa.
Finalizamos
comiendo perro caliente y Coca-Cola, y aunque la sala de visitas quedó llena de
comida regada, el momento fue agradable.
Diego
Rubiano D.
@DiegoRubianoD
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