No pensé nunca ponerle este título
a alguna entrada de este blog, pues así se llama este sitio donde publico mi
forma de percibir el mundo, la vida, el panorama… pero creo que es el título
adecuado para todos los recuerdos que se me vienen en este momento a la mente,
que son muchos. Aunque creo que también lo titulé así por el miedo a que todo
lo vivido que en eso: EN RECUERDOS.
Cometí un error grandísimo al
dejar que mi orgullo me dominara por completo, y no me dejara escuchar razones,
como si yo fuera dueño de la verdad. Y no me di cuenta que en realidad te
estaba haciendo daño.
¿Sabes? Tu haz sido una de
las pocas personas que han tomado gran importancia en vida, tu eres esa persona
que de un momento a otro ha estado a mi lado en las buenas y en las malas. Tu haz
sido testigo de muchos de mis logros (muchos de los cuales he compartido
contigo), de mis fracasos, de mis alegrías, de mis tristezas, de mis problemas;
tu haz estado ahí conmigo. Y me siento como un perfecto imbécil al no darme
cuenta muchas veces de eso.
Creo que la historia de este
lazo de amistad tú la conoces muy bien, y comenzó hace un par de año, cuando prácticamente
no podíamos ni vernos porque chocábamos, porque éramos muy diferentes, porque
siempre terminábamos peleando. Pero de repente me diste la oportunidad de
conocerte mejor, de mostrarme esa persona tan bonita que hay en ti, de
permitirme conocer a la verdadera Sonia, a esa Sonia que aprendí a querer
profundamente, y por la que en este momento temo que se aleje de mí.
Mientras escribo esto se me
viene a la mente miles de recuerdos a tu lado: haciendo radio juntos, nuestras
notas periodísticas para el noticiero, las muchas veces que salimos a tomar
cerveza, las pocas veces que bailamos, los helados que nos hemos comido (así
haga regueros como niño chiquito), los trabajos en grupo, las conversas en el
chat hasta después de la media noche, las largas llamadas (que así no tuviéramos
nada que decir, nos quedábamos ahí riendo), las fotos por montones contigo así
no fuera una ocasión especial (porque contigo cada día es especial), mis recorridos
contigo en Transmilenio hasta Portal (así yo viviera al otro lado, pero era la
excusa perfecta para seguir hablando al menos cinco minutos más contigo), esas
tantas veces que decíamos: TE EXTRAÑO, así solo hubiera pasado un fin de semana;
los miles de abrazos, los TE QUIERO constantes... Son tantos recuerdos que creo
que se me iría la vida escribiéndolos todos.
Gracias Soni por tus
consejos, por preocuparte siempre por mí, por hacer todo con cariño, por tu
sonrisa que es tu esencia, por depositar tu confianza en mí, por querer que yo
sea cada vez una mejor persona. Porque lo más bonito de pelear contigo es
cuando nos reconciliamos. Por eso le pido a Dios y a la virgencita que tú nunca
te vayas a alejar de mí y yo nunca me vaya a alejar de ti. La verdad me da
miedo que en el algún momento pueda perder tu amistad por un error.
Te quiero Soni, te quiero
mucho. Y créeme que voy a cumplir lo que alguna vez me dijiste cuando te escribí:
“Deseo que Soni me siga sacando muchas sonrisas siempre...) y tu contestaste:
(Claro, si no me cambias por nadie…) Nunca te voy a cambiar por nadie Soni. Y menos,
aun sabiendo que nos gusta la misma canción de Soda Stereo: Trátame suavemente.
¡Espero me puedas perdonar
algún día!
Diego Rubiano.