“Cambié de parecer de repente, al leer la última columna
de Alberto Salcedo…”
Debo confesar, que no tenía planeado escribir una nueva
entrada en este blog, esta semana, o bueno, si lo tenía planeado, pero la
pereza que me invadía me vencía. En realidad, desde la semana pasada quería escribir
algo sobre el tema de la Magistrada Díaz y su magnífico crucero de una semana
remunerada, también quería escribir algo en alusión al ejercicio de la radio,
de la radio en mi universidad, de los nuevos proyectos que le esperan a la
emisora virtual de la Universidad Minuto de Dios; pero al fin tomé la decisión
de no escribir esta semana, con una típica frase que deambulaba por mi cabeza: “después
lo hago”. Cambié de parecer de repente, al leer la última columna de Alberto
Salcedo Ramos en El Colombiano, la cual tituló: “UN EJERCICIO CONTRA EL OLVIDO”,
en la cual habla sobre el periodismo en Colombia, sobre el periodismo de los
medios que le muestra a muchos lo que hacen unos pocos, o sea, los que tienen
el poder; entonces reflexioné un poco, revisé mis últimas entradas del blog, y
caí en cuenta que siempre me enfoco en los temas políticos y actuales, desde el
enfoque de la mayoría: los que tienen el poder. Después de reflexionar, me
animé a escribir la presente entrada.
El periodismo debe dejar de ser mezquino y excluyente,
pero no voy a argumentar teóricamente este tema para defenderlo, porque no
tengo el conocimiento intelectual ni la facultad para hacerlo, por eso me voy a
remitir a pequeños acontecimientos históricos, superficialmente, que han pasado
por los noticieros últimamente, para explicar por qué el periodismo es mezquino
y excluyente.
Desde que tengo memoria, he escuchado hablar de dos
procesos de paz entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de las Farc, y uno más
entre los Paramilitares y el gobierno de Álvaro Uribe Vélez. Los protagonistas
de dichos espectáculos, y digo “espectáculos” porque no es nada más ni nada
menos que un simple espectáculo mediático, siempre han sido los mismos: el
gobierno, en cabeza del presidente de turno y toda su cúpula, y los cabecillas
de los grupos armados al margen de la ley. ¿Y las víctimas del conflicto? ¿Y
los campesinos? ¿Y los niños reclutados? ¿Y los secuestrados? Los invisibilizaron,
los que escriben la historia se encargaron de desaparecerlos, como dice Salcedo
en su columna. Y por cierto, gran parte de la historia del país la ha escrito
el periodismo.
En Cartagena, cada año se celebra el Reinado Nacional de
la Belleza, un evento tan superficial, tan vacío y tan hipócrita, que se
encuentra fuera de contexto con la realidad que viven los colombianos, y más
que los colombianos en general: los cartageneros. Y es que el problema no es
que haya o no haya reinado, el problema es la atención que acaparan los medios
de comunicación cubriendo dicho evento. Este evento, por cierto se encarga de
tapar la realidad del país, es la perfecta cortina de humo, y es el evento
perfecto para distraer a los colombianos. Muestran una Cartagena de hoteles
lujosos, playas hermosas, grandes casas de balcón, monumentos históricos, pero…
¿Cuándo han mostrado a los indigentes? ¿Cuándo han mostrado los barrios de la
gente humilde cartagenera, que es la mayoría, que más bien parecen favelas?
Colombia, como ya todos lo sabemos, está llena de
fiestas, ferias y carnavales, en todas las regiones del país, ¿será que por eso
dicen que somos el país más feliz del mundo? y es que en Colombia se celebra
por todo, por eso mismo creo que los medios aprovechan estas oportunidades para
mostrar solo el lado “bonito” de nosotros, por eso también debe ser que los
colombianos somos felices viviendo en nuestra propia mierda, porque mientras estamos
mirando reinados, echándonos harina en la “jeta” durante los festivales, mirando narconovelas de alto
presupuesto; “al otro lado de la moneda” siguen reclutando niños en las filas
de las Farc, secuestrando colombianos, gente muriéndose en los pasillos de los hospitales,
etc. que tristemente se han vuelto en paisaje para nosotros.
Al igual que Salcedo, yo también rescato la crónica, esa especialidad del periodismo
que no excluye al colombiano del común, al colombiano de a píe. Esa
especialidad que cuenta historias reales, y como no recordar a dos grandes
periodistas: Gabriel García Márquez, y el recién fallecido maestro Ernesto McCausland.
Diego Hernán Rubiano Devia
@DiegoRubianoD
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