La recordé por enésima vez cuando pasaba las fotos recientes
de mi celular. Recordé los buenos momentos, muchos de ellos reflejados en esas
imágenes, y los otros, guardados en mi cabeza, en forma de recuerdos. No puedo
decir que hubo malos momentos, porque en realidad no los hubo… Solo cosas
buenas por recordar.
Cuando me di a la tarea de conocerla, me di cuenta del ser
tan maravilloso que se había cruzado en mi camino. Pude conocer algo de su
vida, de sus sueños, de sus metas, de sus pasiones. Tenía al frente a una mujer
guerrera, una luchadora incansable que siempre ha logrado sus objetivos y nunca
la vi rendirse.
Admiré siempre su belleza, su actitud, su disciplina, su
inteligencia y su independencia. Admiré también su forma de pensar, su manera
de ver y vivir la vida.
Siempre había un motivo para hablar con ella, para estar con
ella… De repente se convirtió en alguien importante para mí, pues es de esas
personas que se te pegan facilito al corazón, de esas que te sacuden el alma y
marcan parte de tu vida.
Fue grato haber terminado junto a ella un ciclo muy
importante en nuestras vidas, un ciclo que luchamos desde el principio por
cerrar. Nuestro sueño se cumplió, cumplimos nuestra meta de llegar hasta el
final. Valió la pena.
Ahora la nostalgia me invade al saber que ese ciclo que nos
juntó, por el cual luchamos como equipo, y el que ya cerramos, nos aleje, y nos
aleje mucho; pues andamos por caminos distintos en busca del mismo sueño.
Solo espero que la vida no nos vaya a poner en caminos tan
lejanos, y si lo hace, espero que nuestros caminos se crucen en algún lugar de
la vida, pues esas son las personas que nunca se pueden arrancar del corazón porque
ya hacen parte de uno, y ahí si nada se puede hacer.
Te quiero mi guerrerita.
Diego Hernán Rubiano Devia
@DiegoRubianoD
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