-¿Usted
es el mismo de los blogs? Me preguntan de manera jocosa dos de los miembros del
equipo de radio de la Universidad. Es como si me preguntaran ¿usted estudia
comunicación social? -¡Usted no tiene cara de comunicador!, o como si me
dijeran: -¡Usted no parece vivir al suroccidente! Lo mismo pasa con las
emociones, por ejemplo, normalmente suelo mostrar una actitud positiva frente a
las cosas, por eso a mí siempre me verán sonriendo, así por dentro me esté
muriendo de dolor, esté sufriendo o tenga problemas.
La gente
dice que uno siempre tiene una doble vida, y que nunca se termina de conocer
por completo a alguien. El ser humano ha vivido tantas cosas,
independientemente de la edad, que es imposible conocerlo por completo. Es más,
ni uno mismo termina de conocerse por completo. Es como el ejemplo del iceberg
que proponía Sigmund Freud: a simple vista se conoce solo su superficie, que es
la mínima parte, pero nadie puede ver su cuerpo y su contextura real.
Empecemos
hablando de mi blog, un espacio que he ido construyendo poco a poco basado en
opiniones personales sobre mi particular forma de percibir el mundo, la
realidad, y hasta los sueños. Realmente yo no me interesé por escribir sino
hasta que entré a la universidad. Escribir en un blog me parecía harto y hasta
mamerto. Pero por otro lado me apasionaba leer historias, leer las vivencias y
experiencias de esas otras personas que sí se tomaban el mínimo esfuerzo por
escribir, y era tanto el interés que le ponía a esas historias particulares que
me picó el bichito de contar historias…
Pero
no empecé en un blog, sino en Twitter, esa red social que, aunque la había
abierto tiempo atrás, había dejado abandonada por “no entenderla”. Me aproveché
de los 140 caracteres que me limitaban y empezaba a escribir cosas particulares
de mi vida que me pasaban en mi diario vivir. Y era tanta la necesidad de que
los demás me leyeran que terminé registrándome como bloguero en el portal web
de Revista Semana, donde procuraba escribir al menos una vez por semana…Escribir
en semana.com me hizo caer en cuenta que escribir no es fácil, y que no todo el
mundo piensa igual que uno, y que además no todo el mundo tolera la forma de
pensar de los demás.
Mis primeras
entradas tenían muchas falencias, muchas redundancias y muchos signos de
puntuación fuera del lugar, por lo que muchos lectores empezaban a insultarme,
a criticarme y a burlarse. Pero eso me sirvió mucho, porque me vi en la
obligación de corregirme y de superarme, y además a darme cuenta que mi opinión
no es la única que existe. Después de más de un año de escribir en ese portal,
lo inhabilitaron para blogueros (allá nos llamaban Ciber-periodistas).
El día
de mi cumpleaños número 19 en 2013, abrí mi propio espacio de opinión, con el ánimo
de agradecer en ese día a todos los que estuvieron a mi lado durante los 19
años de mi vida. Y ahí nació mi sitio de blog titulado ERASE UNA VEZ… Y ¿por
qué así? Por la misma necesidad que sentía de contar historias. (Acabo de
recordar en este momento una entrevista hecha a la Periodista Patricia Pardo en
Caracol Radio, donde decía: “contar historias debe ser una necesidad”).
-¿Usted
es el mismo de los blogs?: -Soy el mismo de los blogs, lo que pasa es que las
historias plasmadas en el papel se leen más bonitas.
En la
vida cotidiana uno está acostumbrado a disfrazarse. Procurar mostrar lo que uno
quiere que lo demás vean, mas no lo que ellos quieren ver, es algo que nos pasa
a todos en el diario vivir.
Ya lo
decía al principio de este texto: ¿Quién no ha guardado detrás de una sonrisa
un corazón roto? ¿Quién no ha puesto detrás de un abrazo de afectividad un
problema de salud? ¿Quién no se ha reído a carcajadas por un chiste cuando en
el fondo quiere llorar por montones?
Por eso
contar historias debe ser una necesidad, como decía Patricia Pardo. Y quizás
las letras sean el medio más propicio para mostrarme como realmente soy en el
fondo o como realmente me siento. Otras personas tienen sus propios medios para
liberarse, para expresarse, para opinar o para criticar.
Por eso
pienso que las palabras plasmadas en el papel se leen más bonitas, las letras
hacen que la alegría y el dolor sean un sentimiento sublime y llevadero. Hacen
que lo insoportable sea factible para cualquiera.
Es más,
hacer lo que más me apasiona, me muestra como una persona con mascara y no la
persona que realmente soy: la radio. En la radio te puedes estar muriendo, pero
los oyentes siempre están escuchando una amable risa tuya.
¡Sí!
¡Yo soy el de los blogs!
Diego
Rubiano Devia
@DiegoRubianoD