Hoy hace 19 años Dios me puso en este mundo para asumir
el reto más difícil, alcanzar la felicidad. De eso se trata la vida, de superar
obstáculos en búsqueda de la felicidad, y si eso no es la vida ¿Qué es la vida?
¿Un año más de vida? o ¿un año menos de vida? hoy cumplo
un año más de viejo, un año más de experiencia. Pero también cumplo un año
menos de vida, como todo. Con la melancolía de saber que todo lo vivido se
convierte simplemente en recuerdos.
Muchos afirman que recordar es vivir. Yo pienso que recordar es terminar en el
olvido, ya lo decía Borges: “Ya somos el
olvido que seremos, el polvo elemental que nos ignora”. La vida es
simplemente estar en esa búsqueda constante de la felicidad, de encontrarla en
aquellas personas que nos aman y a quienes amamos, de encontrarla en las
pequeñas cosas, de encontrarla en el silencio, de encontrarla en la soledad, y
de encontrarla en la felicidad de los demás.
Esa felicidad de la que tanto alardeo en este escrito se
la debo a todo, en especial a mi familia, a esas tres personas que me han
acompañado desde siempre. A esa familia a quien le debo todo: A mi mamá y a mi
papá por haberme traído al mundo y estar a mi lado en los momentos más
importantes de mi vida. A mi hermano, quien llegó dos años después para
convertirse en mi amigo, en mi compañero de juegos, aventuras y experiencias.
A los amigos de infancia, a los estuvieron, a los que
están, y a los que vendrán. Esos mismos amigos de colegio, esos amigos con los
que discutíamos por un resultado en un partido de futbol, esos amigos con los
que nos prestábamos las tareas del colegio, esos amigos con los que muchas
veces peleábamos por una novia.
A los amigos de universidad, esos amigos, que más que
amigos, son colegas, compañeros de experiencias, de conocimiento… Amigos con
ideologías y formas de pensar diferentes, que me han enseñado a tener una
concepción diferente del mundo, una mirada de 180º y a ser una persona
escéptica en algunos casos.
A mi carrera, el periodismo y la opinión pública. A esa
profesión para la que me estoy formando. Una carrera que me ha formado
profesional y personalmente. Una carrera que me ha permitido aterrizar en la
realidad que se vive cada día, esa carrera que me ha permitido conocer de donde
venimos, quienes somos y para donde vamos, esa carrera con la que quiero crecer
cada día más. Esa carrera, que mas que una carrera es un sueño, un sueño, sueño
de trabajar por la verdad, de trabajar por la sociedad, el sueño de codearme
con los grandes maestros en materia periodística, aprender siempre del mundo.
Pero no quiero dejarlo simplemente en “sueños”, voy a aterrizarlos y de ahora
en adelante los llamaré “metas”.
A las personas que han creído en mí siempre, a esas
personas con las que siempre puedo contar, que me han brindado su apoyo, que
desean sinceramente que yo pueda cumplir mis sueños y mis metas, a esas
personas, gracias.
A las personas que nunca han creído en mi, a las personas
que siempre han pensado que mis metas son simplemente un sueño de grandeza de
una persona egocentrista. Esas personas que tal vez pensaron alguna vez que yo
iba a fracasar en el primer intento, esas que pensaron que yo no iba a ser
capaz de asumir retos, de ser alguien en la vida. Gracias a esas personas, cada
vez me convenzo más que lo que me propongo puedo lograrlo, como dice un viejo
refrán: “lo que no te mata te hace más fuerte”.
Son apenas 19 años y aún queda mucho camino por recorrer,
muchos obstáculos por superar, muchas metas por cumplir y mucho, mucho por
vivir, siempre tratando de alcanzar la felicidad.
Diego Hernán Rubiano Devia
16 de Febrero de 2013